21 de noviembre de 2016

El sentido del término Logos como nombre del Hijo de Dios

Resumen

Dado que el término "Logos" con que el Apóstol S. Juan designa al Hijo de Dios al comienzo de su Evangelio, al comienzo de su primera Carta y en el Apocalipsis (Ap 19,13) tenía dos sentidos en el contexto cultural griego en el que S. Juan vivía, "palabra" y "razón", ¿debe entenderse el término "Logos" como nombre del Hijo de Dios en ambos sentidos o en uno solo de ellos, y en ese caso, en cuál?

1. Logos como Palabra

Comenzaré por examinar lo que es una palabra para los seres humanos y para Dios.
En el caso de los seres humanos, una palabra es un signo gráfico y sonoro que representa un concepto, el cual a su vez, si es de un ente existente en la naturaleza, es una representación mental de ese ente.

Por lo tanto, en el caso de los seres humanos la secuencia lógica es:

ente (real) -> concepto (mental) -> palabra (pronunciada o escrita).

Dios, en cambio, conoce perfectamente los entes posibles y causa que existan al crearlos, tal que el Génesis describe el acto divino de creación de un ente como la enunciación por Dios de la palabra correspondiente al ente: "Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz." (Gen 1,3).

Por lo tanto, en el caso de Dios la secuencia lógica es:

concepto (mental) -> enunciación de la palabra (acción creadora) -> ente (real).

Entendiendo entonces la creación de un ente como la enunciación por Dios (las tres Personas divinas obrando como una sola causa eficiente, aunque la acción es atribuida usualmente a Dios Padre) del conocimiento que Dios tiene de ese ente, la generación del Hijo puede entenderse como la enunciación plena por Dios Padre del perfecto conocimiento que Dios Padre tiene de Sí mismo [1]. En este punto, es crítico notar tres diferencias esenciales entre el acto de generación del Hijo por Dios Padre y el acto de creación por las tres Personas divinas actuando inseparablemente:

1. Dado que Dios Padre Es el Ser Subsistente o absoluta plenitud del Ser, el cual necesariamente es uno solo, la enunciación plena de su auto-conocimiento no da origen a otro Ser Subsistente, lo cual es intrínsecamente imposible, sino a una Persona que Es la misma realidad que Él, el único Ser Subsistente o absoluta plenitud del Ser. La diferencia entre el Padre y el Hijo es que Dios Padre Es el Ser Subsistente en modo plenitud fontal, mientras que el Hijo Es el Ser Subsistente en modo filiación, y esa diferencia explica por qué el Hijo no enuncia a su vez su auto-conocimiento dando origen a su propio hijo. S. Basilio de Cesarea fue quien distinguió las Personas divinas por sus modos de ser ("tropoi hyparxeos") [2].

2. Mientras que engendrar eternamente un Hijo consubstancial es inherente a Dios Padre (y espirar el Espíritu Santo es inherente al Padre y al Hijo), crear es una decisión total y absolutamente libre de Dios.

3. Dios Padre engendra a su Hijo en la eternidad, la cual no es una sucesión infinita de momentos sino el único momento de plenitud infinita en que Dios Es. En contraste, Dios crea en el tiempo, el cual de hecho comienza a transcurrir en el momento de la creación del universo, tal que antes de la creación no hay tiempo. El tiempo es una dimensión interna del universo creado, por lo que sin universo creado no hay tiempo.

Entendiendo entonces la generación del Hijo como la enunciación plena por Dios Padre de su perfecto auto-conocimiento, es evidente que el término "Logos" con que S. Juan designa al Hijo debe entenderse como "Palabra". Esto está totalmente en línea con la descripción del Hijo con respecto al Padre como "charaktēr tēs hypostaseōs autou", "impronta perfecta de su Hipóstasis" en Heb 1,3: la palabra representa el concepto, y dado que, por la absoluta simplicidad divina, el perfecto auto-conocimiento de Dios Padre es idéntico a la Persona del Padre, la plena enunciación de ese auto-conocimiento resulta en la representación plena, o impronta perfecta, de la Persona del Padre.

2. Logos como Razón

Habiendo mostrado que el término "Logos" como nombre del Hijo de Dios debe entenderse en el significado de "Palabra", me enfocaré ahora en el de "Razón". El filósofo Heráclito (c. 535 – c. 475 a.C.) fue el primero en usar el término "logos" en el sentido de la estructura racional del universo, de su racionalidad inherente. Más tarde los estoicos concibieron al Logos como un principio activo que permeaba y animaba el universo y que causaba su operación racional. Es evidente que ambas nociones tienen mucho en común con la noción de la sabiduría divina en el Antiguo Testamento, cuya personificación en Prov 8,22-9,6, Eclo 24,1-30 y Sab 7,21-8,1 ha sido siempre interpretada por la tradición cristiana como una prefiguración de la revelación de la Persona del Hijo. Por otro lado, dado que la sabiduría de Dios Padre consiste ante todo en el conocimiento de Sí mismo, y que la generación del Hijo es la enunciación de ese auto-conocimiento, es evidente que es apropiado designar al Hijo como Sabiduría (Sophia en griego). Así, cuando se habla de Dios, Sabiduría, o su sinónimo Logos en el sentido de Razón, pueden usarse en dos sentidos, los cuales, junto con "enunciación", corresponden a los tres sentidos en que puede usarse el término Amor: esencial, nocional y personal.
Esencial se refiere a los atributos divinos, los cuales, por la absoluta simplicidad divina, no se distinguen realmente de la esencia o naturaleza divina. Así, de cada una de las Personas divinas puede decirse no solamente que es sabia, eterna, omnipotente, etc. sino que es Sabiduría, Eternidad, Omnipotencia, etc. Por lo tanto, en el sentido de atributos esenciales, cada una de las Personas divinas es Sabiduría, o su sinónimo Logos en el sentido de Razón, y es Amor. Notemos que S. Juan en su primera carta afirma explícitamente lo segundo respecto al Padre: "El Dios es amor" (1 Jn 4,8.16, traducción literal de "ho Theos agapē estin").

Nocional se refiere al acto de cada procesión. Así, la generación del Hijo es la enunciación por Dios Padre de su conocimiento de Sí mismo, mientras que la espiración del Espíritu Santo, realizada por el Padre y el Hijo al amarse mutuamente, es un acto de amor.

Personal se refiere a la Persona divina que procede por el acto respectivo. Así:

- dado que el Padre engendra al Hijo al enunciar su conocimiento de Sí mismo, lo cual es un acto intelectual, un acto de sabiduría (dado que la sabiduría de Dios Padre consiste ante todo en el conocimiento de Sí mismo), el Hijo puede ser llamado Logos en el sentido de Palabra y también Sabiduría, o su sinónimo Logos en el sentido de Razón;

- dado que el Padre y el Hijo espiran al Espíritu Santo al amarse mutuamente, el Espíritu Santo puede ser llamado Amor, y de hecho Jesús, en su oración sacerdotal al Padre, lo llama "el Amor con que Tú me has amado" (Jn 17,26).


Referencias

[1] Reginald Garrigou-Lagrange, O.P., "The Trinity and God the Creator: A Commentary on St. Thomas' Theological Summa, Ia, q. 27-119", translated by Frederic C. Eckhoff, B. Herder Book Co., 1952. Online y disponible para descarga en, respectivamente:
https://books.google.com/books?id=yGmkDAAAQBAJ
https://isidore.co/calibre/browse/book/3085

[2] Johannes Argentus, "Propuesta de síntesis teológica sobre la Santísima Trinidad", 2016. Online en:
http://sintesis-teologica.blogspot.com/2016/11/propuesta-de-sintesis-teologica-sobre_22.html

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